Sectarismo, gobernanza y el futuro de Irak

La toma de control de Mosul en junio de 2014 por parte del grupo Estado Islámico (ISIS) fue descrita como una amenaza existencial para el estado iraquí y el orden político posterior a 2003. Sin embargo, su aparición fue solo un síntoma de una serie más amplia de crisis que se habían apoderado de Irak durante la última década. Si bien los grupos militantes dominan los titulares, son los problemas estructurales de Irak los que han permitido su aparición. Esto incluye instituciones debilitadas o parcialmente colapsadas; la ausencia del estado de derecho; gobernanza disfuncional y corrupta; el predominio de las divisiones sectarias; y el desastroso proceso de reconstrucción posconflicto que siguió a las secuelas de la invasión estadounidense de 2003. La fragilidad del Estado en el Levante y la guerra de poder regional en Siria han exacerbado estos desafíos y han sofocado los esfuerzos del Iraq por estabilizar y rehabilitar sus instituciones.





Hay visiones en competencia para el futuro de Irak y la región que se han manifestado a través de un conflicto violento y sectario sobre el estado iraquí y sus recursos, como la guerra civil de 2006 entre árabes sunitas y chiítas y la guerra contra ISIS. Organizaciones militantes como ISIS, restos del antiguo régimen Baath, grupos de milicias chiítas y potencias regionales han desplegado narrativas sectarias para movilizar el apoyo popular, con consecuencias desastrosas para la estabilidad de Irak. Sin embargo, el estado y la sociedad iraquíes no han sucumbido por completo a estos desafíos, y ha habido un retroceso sustancial contra las élites políticas que han utilizado el sectarismo para desviar la atención del buen gobierno.



Este documento examina más de cerca cómo Irak se ha movido para restringir el espacio para los grupos militantes y las élites políticas sectarias que han dominado el panorama político iraquí durante más de una década. Sostiene que Irak necesita redefinir y reimaginar el interés nacional iraquí, un concepto que ha estado dolorosamente ausente desde 2003. Esto se puede hacer formando un nexo fuerte entre ciudadano y estado a través de un proceso de refuerzo de actores no estatales que están fuertemente posicionados cultivar un interés nacional unificado e ir más allá de la retórica y las políticas sectarias. Finalmente, este documento sostiene que un sistema organizado y descentralizado representa el marco político más eficaz para cultivar un interés nacional iraquí más fuerte. Esta combinación de descentralización de arriba hacia abajo y movilización de abajo hacia arriba de la sociedad civil ayudará a limitar el espacio para el sectarismo violento.