¿Cuál es el precio del federalismo? ¿Da lugar a interconexiones gubernamentales demasiado complejas? ¿Crea responsabilidades superpuestas? ¿Perpetúa las desigualdades sociales? ¿Reprime el crecimiento económico?
Para responder a estas preguntas, Paul Peterson expone dos teorías del federalismo: funcional y legislativa. La teoría funcional es optimista. Dice que cada nivel del sistema federal está bien diseñado para llevar a cabo las tareas de las que es principalmente responsable. Los gobiernos estatales y locales asumen la responsabilidad del desarrollo físico y social de su área; el gobierno nacional se preocupa por los necesitados y reduce las desigualdades económicas. La teoría legislativa, por el contrario, es pesimista: dice que los líderes políticos nacionales, respondiendo a las presiones electorales, abusan de su poder. Trasladan cargas impopulares a niveles inferiores de gobierno mientras gastan dólares nacionales en programas gubernamentales populares por los que pueden reclamar crédito.
Ambas teorías se utilizan para explicar diferentes aspectos del federalismo estadounidense. La teoría legislativa explica por qué las subvenciones federales nunca se han utilizado para igualar los servicios públicos. Los funcionarios electos no pueden justificar fácilmente ante sus electores un voto para desviar fondos del área geográfica que representan. La dirección general que ha tomado el federalismo estadounidense en los últimos años se explica mejor mediante la teoría funcional. A medida que los costos de transporte y comunicación han disminuido, la mano de obra y el capital se han vuelto cada vez más móviles, colocando a los estados y localidades en una mayor competencia entre sí. Los gobiernos estatales y locales están respondiendo a estos cambios pasando por alto las necesidades de los pobres, centrándose en cambio en el desarrollo económico. Como consecuencia adicional, las ciudades más antiguas y grandes del Rust Belt, ineficientes en sus operaciones y agobiadas por responsabilidades sociales, están perdiendo puestos de trabajo y población a manos de las comunidades suburbanas que las rodean.
Peterson recomienda que el gobierno nacional adopte políticas que tomen en cuenta las realidades económicas identificadas por la teoría funcional. El gobierno nacional debe otorgar a los estados y localidades la responsabilidad de la mayoría de los programas de transporte, educación, control del crimen y otros programas gubernamentales básicos. El bienestar, los cupones de alimentos, la prestación de servicios médicos y otras políticas sociales deben convertirse en la responsabilidad principal del gobierno nacional.