La maraña de las finanzas griegas es una saga de larga duración cuyo capítulo actual es complicado. Sin embargo, comienzan a aparecer destellos de alivio. Los puntos positivos incluyen el probable respaldo del presupuesto griego por parte del Eurogrupo el 3 de diciembre. Sin embargo, no todo es optimista y los funcionarios de la UE deberían evitar usar lentes de color rosa cuando se trata de las perspectivas de crecimiento a mediano plazo de Grecia.
El 21 de noviembre, la Comisión de la UE emitió su primer informe de vigilancia mejorada posterior al programa, posponiendo la entrega de 600 millones de euros a Grecia. Los fondos se vinculan a dos fuentes: el Programa de Mercado de Valores (SMP) del Banco Central Europeo y los Acuerdos sobre Activos Financieros Netos (ANFA). Constituyen un tramo SMP / ANFA. (ANFA es un acuerdo entre los bancos centrales nacionales (BCN) de la zona del euro y el BCE. El acuerdo establece reglas y límites para las tenencias de activos financieros realizadas de forma independiente por los BCN. El SMP compra títulos de deuda del BCE como una forma de ayudar a los países miembros (como Grecia) a salir sin problemas de la angustia de la deuda).
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El retraso del tramo SMP / ANFA a Grecia, entre otras reformas estancadas, como la falta de progreso en las privatizaciones y retrasos en la liquidación de atrasos equivalentes a unos 3 mil millones de euros, le costará al país muy caro.
En el lado positivo, cuando el Eurogrupo se reunió el 19 de noviembre, se suspendió el recorte de pensiones por diferencia personal previamente legislado. Esto preserva el dinero extra, alrededor de 2.000 millones de euros, o casi el 1 por ciento del PIB, entregado exclusivamente a los jubilados que se jubilaron antes de que entrara en vigor la ley de pensiones de 2016. Las cifras siguientes muestran la dramática caída de los salarios griegos (línea azul) desde el inicio de la crisis, en comparación con la leve caída de las pensiones durante el mismo período. La Figura 1b muestra una posible cantidad de pensionistas que se beneficiarán.
De acuerdo a el programa intermedio 2019-2022 acordado con los acreedores europeos , la participación de los salarios del sector público en el presupuesto aumentó de 15.600 millones de euros en 2015 a 17.1 en 2018 y a 17.600 millones de euros para 2019, según lo previsto en el presupuesto presentado en el parlamento la semana pasada. Por lo tanto, es evidente que el gobierno tiene como objetivo extraer ganancias políticas arrojando un hueso proverbial a los jubilados y servidores públicos. Los funcionarios también esperan mantener un cierto nivel de demanda mientras luchan por impulsar el crecimiento económico de Grecia frente a una relación deuda / PIB del 183,1 por ciento.
Al mismo tiempo, se proyecta un superávit primario para 2018 del 4,2 por ciento del PIB por tercer año consecutivo. El superávit surgió a expensas de inversiones públicas muy necesarias, que ya se recortaron en 300 millones de euros en comparación con las proyecciones originales incluidas en la estrategia fiscal a mediano plazo de Grecia 2019-22.
La reducción de las inversiones públicas sigue socavando las perspectivas de crecimiento del PIB, la productividad, los niveles salariales y el empleo neto de Grecia. En cuanto a la cuestión crítica de la productividad en particular, un informe del 23 de noviembre de Alpha Bank enfatiza correctamente que a medida que la productividad cae más abruptamente, el aumento resultante del costo laboral unitario está perjudicando la competitividad.
Figura 2. Productividad y costo laboral unitario real (RULC)
Fuente: EC del informe semanal de Alpha Bank, 23 de noviembre
Nota: 2019 y 2020: pronóstico
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Hay indicios de que la reunión del Eurogrupo del 3 de diciembre respaldará el presupuesto griego. El presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, ya ha declarado que Grecia alcanzó los objetivos establecidos en el acuerdo del verano pasado entre los acreedores de la UE y el gobierno griego, a pesar del deslucido informe de la CE sobre el progreso de las reformas en el contexto de la supervisión mejorada posterior al programa.
Sin embargo, no es solo este informe negativo el que parece enviar señales erróneas a los mercados. Para lograr un superávit primario de más del 4.0-4.2 por ciento (en lugar del 3.5 por ciento, según lo acordado con los acreedores), el gobierno recurre a las inversiones públicas, lo que deteriora aún más las perspectivas de crecimiento a largo plazo.
Dadas las limitaciones actuales creadas por los requisitos de superávit primario, la mejor política a mediano plazo (hasta 2022) implicaría tres pasos:
Satisfacer estas prioridades podría ayudar a reducir la escalada de los diferenciales de los bonos del gobierno griego (GGB) a 10 años, que han subido a 420 puntos básicos (las tasas de interés de dichos bonos actualmente rondan el 4,5 por ciento). Esto efectivamente negaría al país el acceso al mercado. Los tres pasos también podrían dar un impulso sustancial a la economía muy por encima de la tasa de crecimiento del PIB actual estimada de 1,5% a 2,0%. Las medidas también dejarían a los consumidores con más dinero para gastar o invertir. Además, más ingresos disponibles para aquellos que se han endeudado mucho con los bancos ayudará a estas instituciones financieras a reducir sus altísimos préstamos en mora.
Sin embargo, ante la disminución del apoyo público y las elecciones programadas para el próximo año, el gobierno parece inclinado a establecer diferentes prioridades políticas y fiscales a expensas del crecimiento sostenible a largo plazo. Es extraño que los acreedores de la UE no tengan la intención de reaccionar.