Cifra de la semana: ¿Podrían algunas economías atípicas explicar la desigualdad anormalmente alta de África?

El jueves 7 de julio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó su perspectiva económica para Sudáfrica. A pesar del considerable progreso económico y social desde 1994, el informe del FMI citó la alta desigualdad de ingresos, entre otros factores, en su proyección de crecimiento lento y aumento del desempleo a mediano plazo. A principios de este año, en el marco de la Brookings Africa Growth Initiative Prospectiva África 2016 , exploramos este problema urgente, la alta desigualdad de ingresos, en todo el continente. La conclusión inicial fue que el África subsahariana tiene una mayor desigualdad de ingresos dentro del país que otros países en desarrollo de todo el mundo. Sin embargo, después de separar siete economías atípicas (Angola, República Centroafricana, Botswana, Zambia, Namibia, Comoras y Sudáfrica) observamos que la desigualdad de ingresos, medida por el coeficiente de Gini, en el resto de la región en realidad refleja el resto de el mundo en desarrollo, que actualmente se sitúa en 0,39. Las siete economías atípicas tienen coeficientes de Gini por encima de 0,55, un nivel alcanzado solo por otros cuatro países en todo el mundo: Surinam, Haití, Colombia y Honduras.






coeficiente de gini áfrica



Es importante explorar precisamente por qué existe esta disparidad. En particular, el África subsahariana no solo es un caso atípico en la desigualdad de ingresos, sino también en la relación entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. Generalmente, en el mundo en desarrollo, cada 1 por ciento de crecimiento reduce la pobreza en un 4 por ciento. En África subsahariana, sin embargo, cada 1 por ciento de crecimiento solo reduce la pobreza en un 3 por ciento. En Prospectiva África 2016 Haroon Bhorat, investigador senior no residente de Brookings, sugiere que esta disparidad puede deberse a los auges de las materias primas que han sostenido períodos de crecimiento en las economías africanas, lo que genera retornos extraordinarios al capital pero un crecimiento limitado del empleo. Alternativamente, estos auges de las materias primas pueden haber acompañado a una caída en la producción manufacturera; por tanto, el crecimiento se concentra en el sector de servicios de baja productividad. En cualquier caso, este gráfico nos obliga a considerar exactamente qué tipo de transformación estructural es necesaria para un crecimiento económico continuo y reconocer que la desigualdad en África subsahariana puede requerir diferentes soluciones en diferentes países.





Para una discusión más profunda sobre este tema, consulte Prospectiva África 2016 y El debate de Bhorat sobre la desigualdad africana en relación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.