Resumen del evento: ¿Es hora de invertir en Cuba?

El futuro económico de Cuba está mirando hacia arriba si La Habana emprende reformas adicionales. Ese fue el consenso general, aunque cauteloso, en el evento de Brookings de esta semana titulado Repensar Cuba: nuevas oportunidades para el desarrollo, organizado por la Iniciativa para América Latina de Brookings Institution. La conferencia reunió a un grupo de expertos de alto nivel de Cuba, Estados Unidos y otros países para examinar las perspectivas de la economía cubana en el contexto del histórico proceso de normalización iniciado el 17 de diciembre de 2014.





Al inaugurar el evento, el Senior Fellow de Brookings, Ted Piccone, llamó la atención sobre el progreso gradual pero sin precedentes que está teniendo lugar hoy en Cuba. En medio del diálogo y el fomento de la confianza entre Washington y La Habana, incluida Cuba eliminación de la lista del Departamento de Estado de los Estados Unidos de estados que patrocinan el terrorismo, un paso esencial para la normalización total de las relaciones diplomáticas: los actores del sector público y privado están entrando en aguas desconocidas. A medida que los numerosos panelistas del evento continuaron discutiendo, financiar el crecimiento de Cuba, fomentar la inversión extranjera e involucrar al sector privado emergente de la isla siguen siendo enigmas de muchas maneras.



Ofreciendo la perspectiva de la administración Obama, el subsecretario de Comercio para Comercio Internacional Stefan Selig señaló nuevas aperturas comerciales en Cuba, como la operación de Airbnb en el país y la creciente disponibilidad de vuelos comerciales. No se puede negar la velocidad de estos desarrollos, dijo Selig, y no se puede negar la emoción. Pero el proceso de normalización de las relaciones, enfatizó Selig, será evolutivo y deliberativo.



Juan Triana Cordoví de la Universidad de La Habana y Archibald Ritter de la Universidad de Carleton subrayaron el cauteloso entusiasmo por el panorama económico de Cuba. Reconociendo que el gobierno de Castro está revisando sus políticas fiscales y económicas, encuestas a empresarios extranjeros mostrar expectativas de que mejorará la facilidad para hacer negocios en la isla. Movimientos de política, en combinación con grandes inversiones en desarrollo de infraestructura, han propiciado una importante transformación en la imagen de Cuba, en palabras de Cordoví. Y como señaló Ritter, a pesar del famoso interés de Fidel Castro en hacer de Cuba una escuela gigante para el socialismo, en realidad se ha convertido en una escuela gigante para el espíritu empresarial, con deficiencias en el acceso al capital y la información que estimulan una notable creatividad entre los cubanos.



Sobre el tema del financiamiento, el becario no residente de Brookings, Richard Feinberg, reconoció que Cuba aún está sumida en una trampa de baja inversión y bajo crecimiento, una decepción, como coincidieron todos los panelistas, dado el potencial de crecimiento de Cuba. Como señaló Yaima Doimeadíos, la gran diáspora cubana ha sido y seguirá siendo un financiador esencial de nuevas inversiones, particularmente en turismo. Pero el hecho de que Cuba permanezca fuera de las instituciones financieras internacionales de Bretton Woods es un gran obstáculo, y La Habana debe decidir cuándo (no si) unirse a esas instituciones, según Feinberg. Independientemente, como señaló Germán Ríos del Banco de Desarrollo de la CAF, pasará un tiempo antes de que Cuba disponga de financiamiento normal, dadas las restricciones financieras en la isla y las deficiencias en el sector bancario. A corto plazo, los proyectos de creación de capacidad, la asistencia técnica y el aumento de la eficiencia serán fundamentales; a más largo plazo, las asociaciones público-privadas son un objetivo central. Como señaló Yaima Doimeadíos de la Universidad de La Habana, la reducción en el número de pequeñas empresas administradas por el Estado equivale a un reconocimiento por parte del gobierno cubano de que está mal equipado para tales tareas. Una de las mejores formas para que la economía cubana logre aumentos de productividad, agregó, será a través de aumentos de eficiencia, que es más probable que se descubran en el sector privado.



Pasando al tema del trabajo por cuenta propia, un sector relativamente nuevo en la isla, los oradores coincidieron en que los cubanos que trabajan por cuenta propia aún enfrentan muchas limitaciones. El campo permanece estrictamente controlado, como señaló Ted Henken de Baruch College, y apenas permite mucha creatividad: el trabajo por cuenta propia en Cuba, en el sentido oficial, no es realmente empresarial, [más bien] es medieval, superviviente. La propiedad del capital no está clara, como agregó Rafael Betancourt de Havánada Consulting, y el proceso de aprobación centralizado implica largas esperas.



Sin embargo, enfatizó Henken, hay una directiva aparente desde arriba para hacer mejoras, con Raúl Castro escribiendo a sus colegas que todos debemos trabajar para terminar con la estigmatización de la empresa privada y el autoempleo en Cuba. Es probable que reconozca las principales ventajas de eliminar el autobloqueo del país (bloqueo autoimpuesto, en palabras de Henken) que evita la entrada de capital y conocimiento, que la administración Obama se ha ofrecido a ayudar a proporcionar a los empresarios cubanos. Convenientemente, el autoempleo encaja dentro de la narrativa socialista de la propiedad del capital por parte de los trabajadores.

Al concluir el evento, Piccone reiteró que a pesar del panorama positivo para Cuba, los cambios en la isla serán lentos e incrementales. Los incentivos económicos básicos aún no se alinean completamente con las estructuras orientadas al mercado, y los obstáculos tecnológicos para el desarrollo, en particular el acceso a Internet, siguen siendo altos. Además, muchos de los desarrollos más prometedores se dan a nivel microeconómico y no es probable que tengan efectos generalizados. Agregó que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba son solo una parte de la historia y que los desarrollos con respecto a China, México, Venezuela, Brasil y otros lugares también podrían resultar importantes.



Un miembro de la audiencia señaló que el eslabón flagrante y débil del panorama económico de Cuba es político, no económico, es decir, la voluntad política del gobierno de modernizar e integrar su economía. La ley cubana impide técnicamente la nacionalización, exige una compensación si se expropia un activo extranjero y garantiza la repatriación de las ganancias. Pero los inversionistas extranjeros dudan de la seriedad del gobierno de Castro en hacer cumplir esas leyes, dada su historia de hostilidad a empresas extranjeras.



Un video del evento está disponible aquí.